Con la llegada de Internet y de las llamadas tecnología o web 2.0, es que ha sido posible la concepción de un nuevo quehacer en el periodismo mundial, el cual ya no yace en los mecanismos tradicionales de la prensa escrita, sino más bien en sistemas producción, así como en la fusión de medios que ofrecen productos interactivos y de contenido multimedia, que se caracterizan por la fusión de video, audio, imagen, actualizaciones inmediatas, pero sobre todo interacción con el usuario, quien se ha convertido en más que espectador y se ha ido involucrando en la creación contenidos.
Derivado de esa “Revolución Digital” es que las tradicionales fuentes de información, por un lado se han tenido que ampliar y por otro lado demandan otro tipo de características y aptitudes al periodista, lo que en evidente consecuencia nos lleva a pensar en cuál debe ser el rol del periodista “moderno”, e inclusive nos permite cuestionarnos sobre qué tendrá que ser y hacer un periodista para subsistir en este entorno tan digitalizado e híper conectado.
La época actual le exige un gran reto a los periodistas, quienes sólo podrán enfrentar el nuevo entorno sí tienen bases sólidas que le permitan afrontar las dificultades que la era digital trae consigo, lo cual desde luego implica la exigencia de atender las demandas actuales del mercado. Las tendencias señalan y apuntan a que los periodistas del siglo XXI, tendrán que ser profesionales de la multimedia; capaces de utilizar todos los recursos digitales que tengan a su alcance, si es que desean perdurar en una época donde la ferocidad de los medios está acabando con el periodismo tradicional.
Ante lo que parece un panorama poco alentador para los periodistas, tan lleno de cambios y crisis, con la postmodernidad y las nuevas tecnologías, resulta imposible no preguntarse ¿Qué hace diferente al periodista digital? ¿A quién se debe esta nueva modalidad de periodista? ¿A quién le debe o debería ser fiel?
Respecto de lo señalado en el párrafo anterior, es importante traer a colación lo que Bill Kovach & Tom Rosenstiel en su obra “Los elementos del periodismo” señalan al respecto, por principio de cuentas, mencionan que como consecuencia natural de la masificación de la información y con las nuevas demandas de la sociedad globalizada, los líderes y dueños de los periódicos se han convertido en hombres de negocios y que como en todo negocio hay que promover la atracción de nuevos clientes, lo que desde luego y en evidente concordancia limita el albedrío que quienes escriben, lo que sin duda ha venido mermando la confianza de los lectores.
De ahí que si el periodismo es visto como un negocio, como una fábrica de dinero y contactos, deviene obvio que habrá una multitud de confusiones y dilemas éticos y morales al interior de los medios, ya que de esa manera se está socavando la labor de quienes tienen como labor la reacción de noticias, pues cómo hacerlo sin favoritismos ni temores, cómo si resulta complicando desmenuzar a quién se debe ahora, si será a quién les paga, si, desde luego, a la sociedad, sí será a ellos mismos.
“Los Elementos del Periodismo” de Kovach y Rosenstiel, nos permite reflexionar sobre lo que debería ser la realidad, y esa no es otra que el compromiso que debe tener el periodista y la lealtad que debe observar respecto de la sociedad, de los ciudadanos, a ellos es quien se debe, quienes deben de importarle al momento de redactar sus notas, pues a final de cuentas, ellos son sus “consumidores”, es decir, lo que tendría que consolidarse es la independencia del periodismo en sí mismo.
La independencia del periodismo observada en su justa dimensión, tendría como propósito en primera instancia la objetividad, sin embargo, la objetividad a ultranza puede traer como desafortunada consecuencia el aislamiento, ya que el intentar eliminar de sus redacciones todo interés comercial o de negocios o de cualquier influencia del entorno, puede, contrariamente a lo pensado, conducir a una falta de compromiso con la sociedad, lo cual a decir de Kovach y Rosenstiel se deriva, en parte, de la profesionalización del periodismo.
Sin embargo, el aislamiento en el periodismo no sólo es causado por el exceso de independencia u objetividad a ultranza, sino que también los cambios y modificaciones en su tono, pues se ha venido convirtiendo en un enmarañado de subjetividades y opiniones tendenciosas, ya que lejos de informar sobre los hechos primigenios, se escribe o informa respecto de los que personajes públicos dicen de los hechos, lo que evidentemente trae consigo la desinformación a quién en un principio se debe el periodista: la sociedad.
Lo planteado hasta el momento, hace parecer que el periodismo, como lo conocemos hasta hoy en día, está en decadencia, y que los periodistas han dejado de serlo y que ello no conoce remedió alguno, sin embargo, nuevamente retomando lo que Kovach y Rosenstiel señalan en su obra, existen cinco principios básicos que todos los periodistas deben conocer y respetar, a saber: 1) los propietarios de la empresa deben comprometerse ante todo con los ciudadanos, 2) Los directivos de los medios también deben estar comprometidos con los ciudadanos, 3) Establecer y clarificar los conceptos básicos, 4) El periodista es quien tiene la última palabra sobre la noticia –no el dueño o directivo del medio donde se desempeñe- por último, pero no por ello menos importante 5) Comunicarle al lector criterios lo suficientemente claros.
Lo anterior refiere que los periodistas al tiempo de informar, deben actuar con la confianza de que su trabajo se basa en un método mediante el cual la información obtenida pueda ser verificada, si bien cada periodista puede tener su propio método de verificación, esa es justamente la esencia del periodismo, ya que ello lo distingue de la propaganda, del entretenimiento y de las obras de ficción.
Como se ha venido señalando la verificación es parte y principio fundamental del periodismo, sin embargo también forma parte de uno de los conceptos que más confusión genera en el gremio, como lo es la objetividad, pues ésta última apela a la necesidad de que los periodistas elaboren un método transparente de comprobación de la información, tanto que los aspectos sociales, económicos y culturales no interfieran en la veracidad de la información noticiosa, mas con el paso del tiempo más que hablarse de objetividad, se prefiere hablar de realismo, y es de ese modo que al confundirse ambos conceptos, se confunde el enfoque de debe tener la información que está siendo difundida, que si bien es cierto no distan uno del otro, más cierto es que no son sinónimos.
Continuará…
Aldonza Lorenzo.